¿Cómo saber si mi hijo forma parte de una situación de bullying?

¿Cómo saber si mi hijo forma parte de una situación de bullying?

El bullying se ha convertido en los últimos tiempos en un asunto de interés social. No es raro encontrarnos noticias sobre casos de acoso escolar en escuelas con finales dramáticos, aunque es probable que con consecuencias menos dramáticas no tuviesen semejante visibilidad. También es común encontrarnos con noticias que implican violencia entre menores que llevan la palabra bullying como bandera. Pero ¿qué es bullying? ¿Qué diferencia hay entre un caso de bullying y una situación de violencia puntual? Precisamente ese es el punto de diferenciación: la duración. El bullying es un comportamiento repetitivo y duradero, algo continuado, donde existe un desequilibrio de poder entre uno o varios agresores y una o varias víctimas.

Para la mayoría de los lectores seguro que es fácil recordar alguna situación durante su etapa escolar que se podría considerar bullying. Algunos lo habrán vivido en sus propias carnes, otros sentirán que probablemente tuvieron algo que ver, aunque no se llamarían a sí mismos agresores, y otros simplemente habrán sido observadores.

Probablemente el lector también se haya preguntado qué habrá pasado con aquel chico con gafitas al que machacaban en clase. Si tendrá amigos, si habrá formado una familia, o incluso si habrá seguido sufriendo la intimidación de otros matones a los que haya tenido la mala suerte de encontrarse en su vida. Antes de irte a mirar su página de Facebook es importante recordar que una situación de bullying no es agradable vivirla, pero tampoco recordarla. Pase lo que pase cuando se termine el instituto, el recuerdo permanece. El bullying tiene efectos muy graves a corto y a largo plazo en las jóvenes víctimas, y aunque parezca obvio, ese chico de tu clase lo vivió cuando se consideraban “cosas de niños”.

Pero como hemos dicho, ahora es una preocupación social. El bullying y el ciberbullying son conceptos masivamente compartidos y todos queremos y debemos tratar de evitarlos. Por eso te ofrecemos algunos consejos sobre cómo identificar el bullying en tus hijos o menores cercanos.

Si crees que el menor está siendo víctima de bullying, trata de observar si:

  • Tiene comportamientos extraños, distintos a los habituales. Cambios de humor, falta de apetito, expresa su ira fácilmente hacia su familia o simplemente comportamientos relacionados con un rechazo frontal al colegio o instituto.
  • Somatizan con facilidad. Es decir, si enferman con asiduidad y no se encuentran motivos de por qué ocurre esto, debes saber que el cerebro humano tiene la capacidad de convertir malestares y conflictos psicológicos en síntomas orgánicos. El menor puede llegar a enfermarse para evitar situaciones de estrés o de malestar que vive en su centro educativo.
  • Descenso en el rendimiento escolar. Bien porque es uno de los motivos por los que sufre bullying o bien por falta de motivación, descenso de la autoestima y rechazo a la escuela.
  • Si el bullying es de tipo físico puede mostrar manifestaciones de violencia física que no puede explicar o que son difícilmente creíbles (como moratones, heridas, etc.).

Pero puede ser que el menor esté involucrado de otra manera y sea uno de los agresores. El comportamiento de un menor en el colegio y en su casa no es el mismo, pero hay algunos signos de alarma que puedes observar en el caso de que creas que tu hijo puede estar ejerciendo bullying sobre otro:

  • Si carece de empatía o tiene dificultades para entender las necesidades y deseos de los otros.
  • Carece de las herramientas suficientes para regularse emocionalmente, mostrando episodios de ira o de alegría extremas.
  • Como las víctimas, los agresores suelen tener la autoestima baja. Buscan, a través del acoso, compensar esta carencia con sentimientos de poder y demostraciones de fuerza y liderazgo.
  • No reconoce ni acepta los límites que se le ponen en casa o en la escuela.
  • Dice mentiras sobre compañeros de su colegio o instituto sin importarle las consecuencias que pueden tener.
  • Lleva a casa objetos que no son suyos.

bullying

Pero hay más…

Tu hijo puede no ser víctima ni agresor, pero eso no significa que no esté involucrado en una situación de bullying. Se entiende el bullying como la interacción entre agresor, víctima y testigos. Por lo tanto, no solo tu hijo puede ser víctima directa de un caso de bullying sino también victima indirecta. Eso es, puede estar viendo como ocurre y no decirlo, puede estar siendo testigo y callárselo. ¿No sería momento de hablar con él? ¿No sería momento de decirle que puede hablar contigo? Que puede decir lo que está viendo, que puede intervenir, que tú vas a estar ahí para ayudarle.

Es probable que tu hijo no sepa cómo actuar, que tenga miedo de ser “el chivato” o que no sepa poner nombre a lo que ve. Todos son víctimas en el bullying y la mejor forma de prevenir que tu hijo se vea envuelto en un caso de acoso es hablando con él, interesándote por la convivencia de la clase y ayudándole a entender qué es el bullying para que sea capaz de identificarlo, rechazarlo y denunciarlo.

Pero tu hijo no debe actuar solo, tú debes actuar con él. Debéis uniros a otros padres y alumnos que, como tu hijo, sepan lo que está pasando. Alguien debe ser valiente en una situación de bullying, y pedírselo a la víctima no parece justo. Además, ser valiente y denunciar situaciones de bullying puede ayudar a prevenir otras.

Programa Recurra-Ginso

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Joaquín Palencia

Licenciado en Psicología y Master en Psicología de la Educación por la Universidad Autónoma de Madrid. Experiencia en el diseño e implementación de programas educativos y colaboración en la defensa del menor en internet. Psicólogo en el programa Alerta Bullying de GINSO.