¿Cómo es la terapia con niños y niñas?

La terapia sirve a los/as pequeños/as principalmente para vivenciar situaciones y practicar nuevas alternativas de actuación.La terapia infantil conviene que sea amena, porque nuestro/a pequeño/a paciente tiene que sentir que se lo pasa bien y tiene que querer volver a ver a su terapeuta y asistir a la siguiente sesión. Por eso, en la terapia se utilizan recursos necesarios como el juego, pintura, manualidades, música, expresión corporal, disfraces, etc.

A través de compartir una actividad, también pueden compartir una preocupación, duda, miedo, alegría, dificultad… Ya que un juego con pelota, unas cartas o la arcilla, nos sirven para no centrar toda la atención en los ojos. Un adulto es capaz de sostener una hora de terapia, sentado y mirándose cara a cara. Para un niño/a esto es tremendamente difícil y a veces necesitamos estar haciendo una actividad para conversar de manera más natural.

Para que los niños/as sientan la terapia como propia, les dejo que tomen decisiones y que dirijan, tal y como sugiere Violet Oaklander, “permite que el niño vivencie un poder conveniente”.  Para mí este control lo dejo en un 40/ 60, ellos/as proponen qué quieren hacer en la sesión, por ejemplo, a qué les apetece jugar y luego planteo lo quiero hacer yo. En mi caso, puede ser hablar un tema en concreto que venimos trabajando, algo que ha podido pasar en la escuela, en casa, comportamiento, emociones, etc.

La terapia sirve a los/as pequeños/as principalmente para vivenciar situaciones y practicar nuevas alternativas de actuación.

La creatividad será necesaria porque si un niño/a nos pide en sesión jugar al baloncesto, adaptemos los recursos que tenemos. Podemos utilizar una papelera como canasta o una mesa para partidas de ping pong, donde las palas sean nuestras manos. También una cuerda como red de bádminton o de volley-ball con globos, o una esterilla un bate de base-ball. No hace falta tenerlo todo en nuestro despacho, pero si saber adaptar los materiales con los que contamos, para crear juegos nuevos. A muchas actividades me gusta ponerles el apellido de terapéuticas, dándoles este sentido. Cuando jugamos al “basket terapéutico”, cada vez que se encesta, se tendrá derecho a plantear una pregunta a la otra persona. Este es un juego ideal para primeras terapias donde nos estamos conociendo, porque es divertido y dinámico y ayuda a mantener conversaciones con facilidad.

La terapia sirve a los/as pequeños/as principalmente para vivenciar situaciones y practicar nuevas alternativas de actuación, descubriendo otros roles y adquiriendo herramientas para enfrentarse al mundo de manera diferente. Ampliar así el registro de recursos que tienen y poder resolver conflictos reales desde lo simbólico. Como por ejemplo representando personas o situaciones con muñecos, dibujos o cojines.

Como en cualquier terapia, la relación y el vínculo es primordial. Lo primero que tiene que sentirse el/la niño/a es en confianza.

Como en cualquier terapia, la relación y el vínculo es primordial. Lo primero que tiene que sentirse el/la niño/a es en confianza. Para los adultos es más fácil en general, ya que, por el hecho de sentarte en el sillón del terapeuta, te otorgan la confianza y son capaces de contarte desde la primera sesión sus preocupaciones. Los/as niños/as, en general, necesitan medirte, conocerte y comprobar si eres digno/a de su confianza. Quieren saber cómo vas a utilizar lo que te cuentan. Esto es muy genuino, teniendo en cuenta que no nos conocen de nada y en definitiva, se están protegiendo con los recursos que tienen. Dejémonos conocer, que nos hagan preguntas y mostremos de nosotros/as lo que esperamos de nuestros/as pacientes.

No parece justo que les planteemos un montón de cuestiones que pertenecen a su intimidad y que después no sepan mucho de nosotros/as. Tiene que haber un cierto equilibrio que facilite la cercanía. Revelemos que estamos disponibles para acompañar, escuchar, respetar sus tiempos, cuidar y defender sus derechos. Esto no significa que nos vayamos a congraciar con él o ella si nos cuenta algo grave o que le pone en peligro. Por supuesto, será necesario que sus progenitores conozcan un hecho relevante. Cuando esto ocurre, le pido a los/as chicos/as que se lo digan a su familia o, que si no, yo les acompaño en una sesión familiar para ayudarles a expresarlo.

La terapia con niños/as es apasionante, sobre todo porque son capaces de captar en seguida tu propia autenticidad.

Les pido permiso para contarlo, si finalmente deciden no hacerlo por sí mismos/as, para que no sientan que rompo su confianza. Siempre le digo a los/as niños/as que no pueden darme una dinamita encendida y pretender que yo se la guarde, porque me explotaría. Hay cosas que los padres y madres deben saber si son graves, más allá de la confidencialidad de las sesiones. Además de ser partícipes del proceso terapéutico de sus hijos/as, para tomar decisiones y plantear cambios.

Yo realizo sesiones familiares después de unas tres o cuatro sesiones individuales. A veces, las sesiones con los padres y madres son más frecuentes, para explicar por dónde vamos o facilitar recursos a la hora de actuar y educar.

La terapia con niños/as es apasionante, sobre todo porque son capaces de captar en seguida tu propia autenticidad. Además de ayudarte a sacar a tu propio niño/a y viajar con ellos y ellas, redescubriendo de nuevo el mundo.

Programa Recurra-Ginso

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Mauricio Contreras

Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Experto en Psicoterapia Psicodramática con niños y adolescentes por la Asociación para el Estudio de la Psicoterapia y Psicodrama. Terapeuta Humanista Gestalt por la Escuela Madrileña de Terapia Gestalt.  Miembro del equipo del programa Recurra GINSO desde 2012. 15 años de experiencia conduciendo actividades en el ámbito del ocio y el tiempo libre con adolescente.