En el centro terapéutico residencial, en la clínica ambulatoria, en el hospital de día, trabajamos más de 120 profesionales en RECURRA GINSO.
Junto a ellos, los familiares, primordialmente, padres, hermanos, abuelos. Pero pasados los 13 años vamos dándonos cuenta de que esos chicos que tienen problemas consigo mismo, problemas con la sociedad, problemas a veces con la Justicia, gustan mayoritariamente de ayudar a otros chicos que llegan con sus mismos o muy distintos problemas.
Es una realidad innegable. Es el grupo terapéutico que se constituye en los propios jóvenes para ayudar a quien duda, a quien sufre, a quien no se siente querido, a quien tiene ideas autolíticas. Y resulta ciertamente emocionante ver cómo a veces quien no sabe ayudarse a sí mismo lo hace ayudando a los demás.
Es una lección de vida de estos centros en los que trabajamos. No solo en la salud mental, sino en la educación, en el posicionamiento existencial. Y uno aprende que ayudar a los demás es ayudarse a sí mismo, y que los profesionales tenemos la riqueza y mostramos gratitud por ver la parte tan positiva de unos jóvenes a los que normalmente se le señala las partes más negativas.
Es más. Ellos mismos se sorprenden de sus capacidades para con los otros.