Mis yoes, versus traumas

Mis yoes, versus traumas“¡Señoría! ¿A quién condenamos, a la mente o al cuerpo?” en un blog de derecho leí esto y me hizo reflexionar.

Dirigiéndome al extremo, el trastorno de identidad disociativo (TID), anteriormente denominado desorden de personalidad múltiple (DPM), ha servido como idea para utilizarlo de atenuante alegando trastorno mental transitorio y eximirse de la responsabilidad criminal.

Pero ¿cuál es la verdadera condena?, ¿el trastorno, o el trauma ocasionado por una experiencia traumática previa que lo podría generar?

Las experiencias traumáticas tempranas, sobre todo las relacionadas con abuso sexual o maltrato, conllevan elevados niveles de ansiedad y/o depresión que a veces impiden el procesamiento adecuado de dicha información y el posterior almacenamiento en la memoria a largo plazo, permaneciendo en la memoria reciente vinculado a las mismas emociones y sensaciones fisiológicas negativas, por lo que cualquier señal que conecta con el recuerdo traumático activa lo vivido en el momento pasado como si fuera presente. Es decir, una rememoración del sufrimiento de manera habitual.

Experiencias traumáticas tenemos todos, aprender a superarlas de manera adecuada es fundamental para nuestra salud mental

Si el hecho traumático se une a un apego desorganizado con el adulto que lo acompañe, el cerebro, A VECES, como defensa, se separa de sus propias percepciones o experiencias vividas, disociándose de esas emociones adversas, y dando lugar a personalidades con características e idiosincrasia propias, las cuales podrían afectar al control de la conducta y las rutinas, provocando alucinaciones sensoriales (voces, visiones) que producen mal estar y confusión e incluso momentos de amnesia. Una denominada fragmentación de la personalidad. Dichas manifestaciones pueden arrastrar al consumo de sustancias psicoactivas, intentos autolíticos, disfunciones sexuales, etc…

De ahí la estrecha relación entre el trauma complejo (sobre todo vinculado a la infancia, y al apego desorganizado), y los trastornos disociativos en sus diferentes representaciones; episodios amnésicos disociativos, despersonalización-desrealización o identidad disociativa. En cuyos casos, hay que acompañar a la persona a procesar dichos recuerdos, modificando la manera de asimilar/aceptar el suceso vivido, o incluso recuperarlo a la memoria, mediante hipnosis o EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), para trabajarlo de manera ajustada con psicoterapia y psicofármacos si fuera preciso, y así controlar los niveles de ansiedad y depresión asociados a dichas experiencias y recuerdos. Y en el caso del TID, lograr integrar las diferentes personalidades o una interacción grata entre ellas.

Experiencias traumáticas tenemos todos, desde niños y durante la edad adulta, aprender a superarlas de manera adecuada para gestionar el mal estar o las consecuencias asociadas es fundamental para nuestra salud mental.

Programa Recurra-Ginso

FacebooktwitterFacebooktwitter

Olaya Rodríguez Sánchez

Licenciada en Psicología Clínica por la UNED. Máster en Psicología General Sanitaria. Máster en Terapia de Conducta. Grafóloga Experta en Evaluación y Diagnóstico de Psicología Clínica. Monitora de Ocio y Tiempo Libre. Actualmente psicóloga en el Centro Terapéutico RECURRA GINSO. De 2012 a 2021, educadora en el Centro Terapéutico RECURRA GINSO, anteriormente en Centro de menores Teresa de Calcuta desde el 2007.