Parentalidad formal y parentalidad personal

Es habitual en la práctica profesional trabajando con familias, que los padres y madres, ante las dificultades que están teniendo con sus ...Es habitual en la práctica profesional trabajando con familias, que los padres y madres, ante las dificultades que están teniendo con sus hijos e hijas y las conductas que estos muestran hacia ellos, hagan referencias, incluso con añoranza, al respeto que tenían ellos, como hijos, hacia sus padres por el mero hecho de serlo.

Nombran como impensables las conductas y actitudes que ahora reciben por parte de sus hijos. A ellos como hijos, jamás se les hubiera ocurrido. Ni siquiera se lo hubieran planteado.

Los tiempos han cambiado, eso es evidente. No vamos a entrar, aquí y ahora, a explicar cuanto de este cambio tiene que ver con nosotros como adultos y padres. Intuyo que mucho, ya que los comportamientos de los hijos suelen ser aprendidos por lo que ven y les plantea el entorno y la sociedad en la que viven. También están las redes sociales e internet, un elemento nuevo que nuestros padres no vivieron cuando nosotros éramos hijos.

El comportamiento de los hijos suelen ser aprendidos por lo que ven y les plantea el entorno y la sociedad en la que viven.

En todo caso, lo que se observa es que esa parte formal que poseían las figuras de autoridad (padres, profesores, entrenadores, jefes, etc.), dada y asumida por todas las partes por el hecho de ser lo que eran, ha perdido fuerza y valor. Siguen estando presentes, pero con menor peso. Además, hoy su uso constante genera un desgaste excesivo que disminuye aún más su capacidad. Si que puede servir cuando los hijos son pequeños y, por tanto, mas manejables, pero se hace difícil sostener este estilo de autoridad cuando los hijos son adolescentes.

Hoy la autoridad no viene dada, te la da la persona sobre la que recae dicha autoridad. Es por ello por lo que hoy, más que nunca, se requiere de una seria de competencias, conductas y actitudes personales reconocibles y funcionales. Estas características tendrían que ver y encajarían, a mi modo de ver, con el concepto de liderazgo. Hoy no vale con mandar o dirigir, hay que liderar, ser y convertirse en el referente de la persona liderada, trasmitirle seguridad, consistencia, solidez y capacidad para la tarea que nos toca. Cada vez vale menos la celebre frase “porque te lo digo yo, que soy tu padre/madre…”

¿Cuáles son esas características personales de las que hablamos? Os propongo un ejercicio para identificarlas:

Primero:

Recuerda y toma como referencia a una persona (padre, madre, profesor, entrenador, jefe, etc.) que conozcas o te hayas relacionado con ella, que tu considerarías como un líder muy bueno, el mejor; ¿Qué cosas concretas hacia esa persona cuando se relacionaba con los demás? ¿Qué actitudes y conductas tenia, que hacía, como afrontaba las situaciones y se planteaba las cosas?

(elabora un listado con al menos 8 características de esa persona, que sean cosas concretas, incluso medibles)

Segundo:

Piensa o recuerda a una persona (padre, madre, profesor, entrenador, jefe, etc.) que haya pasado por tu vida y a la que nunca calificarías como un buen líder, el que dirías es el peor líder que hayas conocido; ¿Qué cosas concretas hacia esa persona cuando se relacionaba con los demás? ¿Qué actitudes y conductas tenia, que hacía, como afrontaba las situaciones y se planteaba las cosas?

(elabora un listado como en la pregunta primera, con al menos 8 respuestas)

Tercero:

Haz un listado con todas las características, conductas y actitudes que pusiste en las dos preguntas. En el caso de la pregunta segunda, intenta pasarlas a positivo, por ejemplo; “no cuenta nunca con la opinión de sus trabajadores en cosas que les concierne”, en positivo seria “pide opinión a sus hijos en cosas que les concierne”

Una vez hecho el listado, tendrás una serie de indicadores y un perfil de liderazgo, en este caso, parental.  Es importante que, independientemente de las referencias y contextos que hayas utilizado (escuela, trabajo, deporte, etc.), cuando hagas el listado escribas los indicadores refiriéndote al contexto parental y la relación entre padres e hijos. Por ejemplo; si uno de los ítems es “el profesor trata asuntos personales de los alumnos en público”, pondríamos “trata los asuntos personales e íntimos de sus hijos en privado”

Ahora tocaría que te evaluaras objetivamente en todas esas características e indicadores, por ejemplo, de 1 a 5, siendo 1 el nivel más bajo y 5 el más alto. Piensa bien cómo te puntúas para que tu propia valoración se ajuste los más posible a la realidad de tu funcionamiento como padre o madre.

Hecha la autoevaluación, podrás elegir las conductas y características en las que puedes mejorar y evolucionar, lo aconsejable es ir despacio, progresivamente, elegir una o dos cuestiones a mejorar y cambiar cuando creas que has llegado a un buen nivel de competencia. También te permitirá tomar conciencia de cuáles son tus recursos, que podrás utilizar con seguridad en las situaciones oportunas.

Este trabajo funciona si se le dedica tiempo y energía, en nuestra experiencia profesional siempre ha ocurrido así. Cuanto más capacitados estéis, como padres y madres, mayor será vuestra parentalidad personal, equilibrándola con la parentalidad formal que viene dada en vuestra condición como tales.

Si tienes dudas o necesitas ayuda, en Recurra-Ginso estaremos encantados de ayudarte.

ANIMO Y A POR ELLO¡¡¡¡¡

Programa Recurra-Ginso

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Luis Alcolea Menéndez

Licenciado en Psicología. Psicólogo General Sanitario. Máster en Psicología del Deporte. Máster en Psicología del Coaching. Actualmente Coordinador/Psicólogo en la Clínica RECURRA GINSO.