Perdonar, perdonarse y dejarse perdonar

Perdonar, perdonarse y dejarse perdonarEl perdón, es un acto de voluntad.

No restituye el pasado, pero edifica el futuro.

El ser humano, no siempre tiene capacidad para olvidar, pero sí desde luego, para perdonar.

A veces no se quiere perdonar por miedo a ser malinterpretado, a ser considerado un inocente, o lo que se dice en el argot castizo, “un membrillo”, pero perdonar es un signo de valía, de valentía, de autodominio, de esperanza, de optimismo.

Hay gente que muere sin haber pedido perdón a su hermano, o sin haberlo concedido. Resulta penoso.

Tampoco es fácil dejarse perdonar, porque hay veces que la persona desea que el otro esté en una posición desigual que deba el perdón. Y es que repito el ser humano a veces es de gran simplicidad y otras de una complejidad absurda.

También está la capacidad para perdonarse a uno mismo de aquello que se realizó, o no se llevó a efecto. Pues distinto es el sentimiento de error o de la mala acción con el cronificarlo, convertirlo en patológico y ser esclavo de una conducta, que hace tiempo aconteció.

A todos ustedes, a todos vosotros me dirijo para transmitiros que resulta muy bueno para la higiene mental el perdón.

Programa Recurra-Ginso

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Javier Urra Portillo

Dr. en Psicología con la especialidad de Clínica y Forense. Dr. en Ciencias de la Salud. Pedagogo Terapeuta. Psicólogo en excedencia voluntaria de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y de los Juzgados de Menores de Madrid. Embajador de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica. Profesor en Psicología (U.C.M.). Académico de Número de la Academia de Psicología de España. Patrono de la Fundación Pequeño Deseo. Presidente de la Comisión Rectora del programa recURRA-GINSO para padres e hijos en conflicto. Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-parental (SEVIFIP). Escritor. Contertulio en Medios de comunicación. Primer Defensor del Menor.