Después de tantos intentos… decidimos el ingreso. Ese momento lleno de culpa en el que, sin tener más opción, decidimos internar a nuestro hijo en el centro. Ese momento en el que nos desprendemos de una parte de nosotros, dejándonos medio vacíos. Es una sensación muy parecida a la del “síndrome del nido vacío”, y quien puso ese nombre tenía toda la razón. cuidarnos
Alguien a quien hemos cuidado durante toda su vida, lo “abandonamos” a su suerte en un lugar poco conocido… ahora es él quien se tiene que cuidar por sí mismo.
Pero… ¿y nosotros? ¿Cuándo nos cuidamos?
Esta situación es insostenible. Estamos angustiados, tristes, nerviosos e incluso incómodos en nuestra propia casa. Hemos dejado de hacer muchas cosas por la situación que estamos viviendo. Lo que antes eran juegos y risas se ha convertido en una auténtica guerra. Amenazas, insultos, desobediencia… No podemos más. Ahora toca cuidarse.
Toca tener un espacio para pensar en cómo está mi vida, reflexionar sobre qué he perdido por esta situación y qué me gustaría recuperar. En definitiva, toca centrarse en mí.
Desde la posición en la que me encuentro, veo como muchos de los padres que deciden o se plantean internar a sus hijos en el centro están invadidos de culpa. Culpa por si habían sido demasiado estrictos, por si “no era para tanto”, por si no va a servir para nada, por si les van a odiar, por si habían fallado como padres…
Sin embargo, muy pocos comienzan el proceso pensando en ellos, en todo lo que han dejado de hacer por sus hijos, lo que a nivel psicológico supone tener que enfrentarse con sus hijos día sí día también y el desgaste que todo esto conlleva.
¿Por qué no hablar de responsabilidad en lugar de culpa?
La responsabilidad nos hace ser conscientes de la parte que nos corresponde; hemos podido cometer errores, vernos superados por la situación… esto nos hace humanos; pero la culpa nos condena a cargar con una mochila de sentimientos negativos muy difícil de sostener.
Cambiemos la concepción de que tenemos que ser unos padres perfectos y si no hemos fracasado. En todo camino hay piedras, lo importante es la manera en la que las superamos y cómo podemos progresar y aprender juntos.
“Aquella persona que nunca cometió un error, nunca intentó nada nuevo” -Albert Einstein