El otro día me preguntaba mi hijo pequeño, que vive en Londres, si este verano iría a verlos algunos días y su pregunta, cuya respuesta inmediata fue “ya veremos lo que va pasando, no podemos tomar decisiones hasta que el tiempo avance”, me hizo detenerme en que en una semana comienza el verano, al menos el meteorológico -exactamente, según Google, se inicia el sábado 20 de junio de 2020 a las 21:44 horas, y todavía no hemos tomado las decisiones que en cualquier otro año estarían tomadas desde hace tiempo, con los compañeros de viaje decididos y con reservas de vuelos y de hoteles confirmadas!
Pero el tiempo, nuestro tiempo, se detuvo el 14 de marzo de 2020 y desde entonces nuestra vida ha cambiado tanto y es tan incierta que las decisiones, casi sobre cualquier cosa, no las tomamos nosotros sino que son otros los que deciden y nos permiten o no hacer determinadas cosas.
No obstante, y gracias a mi mirada positiva sobre el mundo… sí, aún la conservo a pesar de todo, he decidido que este verano puede convertirse, como reza el título, en el verano de nuestra vida; un verano muy diferente pero, quizás gracias a ello, un verano muy especial que vamos a recordar el resto de veranos que nos queden por vivir… y espero que sean muchos.
Un verano muy diferente pero, quizás gracias a ello, un verano muy especial que vamos a recordar el resto de veranos que nos queden por vivir… y espero que sean muchos.
Si como parece, los viajes al extranjero, a los que la mayoría dedicábamos parte del verano, no vamos a poder realizarlos bien porque no sea posible debido a que algunas fronteras permanezcan cerradas, bien porque esa contención y esa prudencia que hemos desarrollado todos durante el confinamiento nos hagan mantenernos en lugares conocidos y considerados seguros, creo que los lugares elegidos no sólo van estar dentro de nuestro país sino que me gustaría pensar que muchos de esos lugares nos van a llevar a los veranos de nuestra infancia, de nuestra adolescencia… a aquellos veranos en los que éramos felices, despreocupados, en los que el dejarse llevar, la diversión y la amistad lo eran todo.
En esos veranos en los que aún no necesitábamos descubrir otro mundo sino el que estaba a nuestro lado, cerca de nosotros, de nuestras familias, de nuestros amigos… en esos veranos en los que el tiempo todavía iba lento y podíamos disfrutar de las cosas intensamente, tan intensamente que aún somos capaces de recordarlas… en esos veranos en que no echábamos de menos nada porque lo que teníamos lo era todo… es en uno de esos veranos en lo que me gustaría que se convirtiese éste… este verano de 2020.
Veranos en que no echábamos de menos nada porque lo que teníamos lo era todo… es en uno de esos veranos en lo que me gustaría que se convirtiese éste… este verano de 2020.
Deseo que mi verano me lleve a aquella felicidad de nuevo, que me transporte a esos recuerdos de los otros veranos de mi infancia y adolescencia en Almería… levantarme y aún somnolienta abrir la nevera y desayunar chumbos bien fríos, mi desayuno de verano preferido; verme en la playa tumbada al sol sobre la arena ardiente, o disfrutando mientras juego a las palas o saltando las olas en el Veranillo de San Miguel en septiembre, mi tiempo preferido del verano cuando la playa era nuestra porque ya habían vuelto a sus pueblos y ciudades los veraneantes, y podíamos disfrutarla solo nosotros, los niños y niñas de Ciudad Jardín, mi barrio tan cercano a ella; recordarme disfrutando de siestas eternas tras las que venía otra de mis cosas preferidas del verano… regar el patio una vez que el sol iba cayendo, mojarme los pies descalzos, oír el sonido que emitían las plantas -los geranios, los jazmines, los hibiscus…- cuando el agua estallaba con violencia sobre ellas y me salpicaba fresca y hacía desaparecer por completo el sopor; observarme charlando y riendo con mis hermanas y nuestras amigas en el parque, y volver a casa con tiempo de hacer un bocadillo y salir corriendo para llegar a uno de los dos cines de verano del barrio y ver una o dos películas y cerrar así un día espléndido, redondo, con plena felicidad de sol a sol.
EL VERANO con mayúsculas… y quiero para mí este año un verano lleno de escenas y emociones que pueda recordar cada año cuando lleguen estas fechas
Este es para mí el verano perfecto, EL VERANO con mayúsculas… y quiero para mí este año un verano lleno de escenas y emociones que pueda recordar cada año cuando lleguen estas fechas y deseo, por supuesto, que cada uno de vosotros, los que me estéis leyendo, podáis recordar vuestros veranos que sin duda serán parecidos a los míos, con recuerdos imborrables que han permanecido en la memoria, y este año tengáis también el verano de vuestra vida, o uno de ellos.



