Planes frustrados… durante el confinamiento parece que, haciendo mal tiempo, cuando llueve o hace frío, es más fácil quedarse en casa. Los cuerpos y mentes no oponen casi resistencia a anclarse dentro de los hogares. Sin embargo, ahora, cuando empiezan a brotar días primaverales e intuimos el calor del sol tras la ventana, cuando las tardes se alargan llenas de luz, cuando las vacaciones de la Semana Santa o el Puente de Mayo llegan sin novedad y sin operación salida, ahora, las fuerzas flaquean, las ventanas, los balcones se nos quedan chicos, nos lanzamos a volar e imaginamos dónde estaríamos si… Son tiempos de ver pasar de lejos a nuestros no planes de ir al pueblo, a la playa, un viaje programado, nuestras no celebraciones, ceremonias, etc. Todo parece pospuesto a no se sabe cuándo, un “stand-by” complicado de sostener. Planes frustrados
Esto acostumbra a despertar nuestra frustración al saber lo que inevitablemente nos estamos perdiendo. La recomendación sería no engancharse demasiado a lo que no puede ser. Vamos por un camino que nos han impuesto seguir y de nada sirve que miremos los caminos paralelos que no vamos a poder transitar porque nos va a frustrar, viniendo sentimientos de impotencia, rabia o tristeza. No nos aferremos a realidades paralelas porque lo que estamos viviendo es lo real y nos está pasando a todos/as. Si estamos pensando en lo que nos perdemos, corremos el peligro de perdernos del ahora.
No nos aferremos a realidades paralelas porque lo que estamos viviendo es lo real y nos está pasando a todos/as. Si estamos pensando en lo que nos perdemos, corremos el peligro de perdernos del ahora.
Cuando trabajaba como educador de fin de semana en Campus Unidos en varias ocasiones me encontré haciendo un sábado por la tarde talleres de manualidades con los/as chicos/as y a muchos/as les sentía enfadados/as, tristes o desanimados/as. Me contaban que era sábado y que a las 18h. su plan no era estar haciendo un taller conmigo, sino que en ese momento estarían con sus amigos/as en el parque o preparándose para salir o yendo a la playa. Esto se agravaba si era verano o las fiestas de su ciudad o pueblo. Lo que yo siempre les recomendaba y recomiendo es centrarse exactamente lo que estás haciendo y no mirar a otro lado. Poder dar valor a lo que tenemos e intentar no compararnos con otros/as o con otras épocas.
Este parón sin precedentes, cómo es un parón en la vida de los chicos y chicas de Campus, es sin duda una oportunidad de reflexión y de cambio que podemos aprovechar. Eso no quita la dureza y el cansancio de la resistencia de los días.
Me gusta pensar en que no queda un día menos para que esto termine, porque tampoco sabemos lo que va a durar ciertamente. Prefiero pensar que es un día más en esta nueva forma de vida y lo quiero aprovechar al máximo. Dar valor a las cosas, necesitar poco y querer poco. Igual que nuestros mayores nos transmiten su sabiduría de haber pasado épocas de escasez, falta de recursos o una posguerra y con ello, nos muestran la importancia y cuidado de las cosas y de la vida. Planes frustrados
El parón en la vida de los chicos y chicas de Campus, es sin duda una oportunidad de reflexión y de cambio que podemos aprovechar. Toca atravesar esta cuarentena de desierto que puede hacer florecer algo fértil y necesario del interior de nuestro ser.
El no desperdiciar consumiendo abusivamente. El aprender a vivir con lo esencial y tomar conciencia de lo que es realmente esencial. Sin duda toca incertidumbre, vacío, soledad, miedo… toca atravesar esta cuarentena de desierto que puede hacer florecer algo fértil y necesario del interior de nuestro ser.
Y cuándo termine, ¿qué?… Recientemente escuchaba al escritor Juan José Millás, en una entrevista, hablar sobre esta cuestión del después del confinamiento. De hecho, es una pregunta que nos ronda bastante en estos días, ¿qué será lo primero que haga el día que se pueda salir? Millás comentó que ese día decidirá no salir, quedará en casa elaborando la idea de aquello que querrá hacer, regodeándose en todas las posibilidades que se reabren, elaborando el deseo. Planes frustrados
Y me parece que en tiempos en los que cuesta frustrarse y la consecución de los deseos es prácticamente inmediata, esa espera, esa pequeña dilatación, puede traernos cosas interesantes.



