En la era digital en la que nos encontramos, las redes sociales se han convertido en una extensión de la vida diaria de los adolescentes. Aunque estas plataformas ofrecen oportunidades para socializar, expresarse y aprender, también traen consigo desafíos importantes, especialmente cuando hablamos de autoestima.
Dada la importancia del reto al que nos enfrentamos, es muy importante que como padres, madres, profesionales que estamos en contacto permanente con este colectivo, dispongamos de la información y las herramientas para manejar y fomentar el bienestar emocional de nuestros adolescentes.
Las comparaciones hacen que nos miremos en un espejo distorsionado.
Es muy frecuente que los adolescentes utilicen las redes sociales para compararse con los demás. El famoso algoritmo muestra imágenes cuidadosamente seleccionadas de vidas aparentemente perfectas: cuerpos ideales, viajes increíbles con paisajes paradisiacos, logros académicos o deportivos envidiables… Para un adolescente, que aún está formando su identidad, esto puede generar sentimientos de insuficiencia y disconformidad y, pese a que sabemos que lo que ven en sus pantallas no siempre refleja la realidad, eso no impide que sientan la presión de “tener que estar a la altura».
Como figuras de referencia para ellos, debemos ofrecerles una visión crítica sobre aquello a lo que estamos expuestos y ayudarles a entender que la perfección a la que están (y estamos) permanentemente expuestos no es más que una ilusión.
El poder de los likes.
Los likes y los comentarios que reciben se han convertido en una moneda social de un poder tremendo. Para muchos adolescentes, la cantidad de interacción y likes en sus publicaciones se traduce en aceptación y popularidad, en mantener un estatus. Pero ¿qué ocurre cuando no reciben la atención esperada? Es fácil que interpreten esto como un reflejo de su valor personal, afectando de una forma muy negativa en lo que podemos llamar “los autos” (autoestima, autoconcepto, autoaceptación, autoeficacia…).
Derivado del impacto que puede generar la ausencia de likes o comentarios, es fundamental que fomentemos una autoestima que no dependa de la aprobación externa. Un tip para ello puede ser el reconocer y celebrar sus logros fuera del mundo digital.
El lado oscuro de las redes sociales: tecnopatologías y ciberacoso.
En la realidad a la que nos enfrentamos en este mundo tecnológico y rápidamente cambiante, surge el término de las “tecnopatologías”, por ejemplo, el miedo a quedarse fuera de lo que está ocurriendo (FOMO, fear of missing out, por sus siglas en inglés) es otro factor que puede impactar gravemente en la autoestima. Situaciones como ver publicaciones de amigos en “quedadas” a las que no fueron invitados o visualizar lo bien que lo han pasado sus compañeros en un evento al que no pudo asistir puede generar profundos sentimientos de exclusión e incluso presión por “querer llegar a todo y estar presentes en todos lados”.
Como familias, es fundamental concienciar y resaltar la importancia de priorizar conexiones reales y recordarles que el hecho de no estar presente en todos los eventos no disminuye su valor o integración en el grupo de iguales.
Además, es innegable que las redes sociales también pueden suponer un espacio para el ciberacoso, dejando cicatrices emocionales profundas: insultos, comentarios crueles o exclusión digital, como expulsar a determinadas personas de los grupos de WhatsApp, por ejemplo, pueden minar la autoestima de cualquier adolescente.
Los padres y madres debemos asegurarnos de mantener unos canales de comunicación abiertos y seguros con nuestros hijos e hijas, enseñarles a identificar situaciones de riesgo y cómo actuar si en algún momento se ven expuestos a situaciones de agresión en este ámbito, siempre supervisando y acompañando en su desempeño online, desde el momento en que disponen de su primer dispositivo.
No todo es tan malo, también hay beneficios.
Las redes sociales también pueden ser una fuente de inspiración, un espacio para conectar con intereses comunes o encontrar apoyo emocional en comunidades afines, no todo va a ser tan negativo o amenazante. Si las redes sociales se utilizan de manera consciente y responsable, pueden ayudarles a construir relaciones positivas y a desarrollar una confianza ajustada en sí mismos.
Estrategias y pautas para familias:
- Establecer límites saludables. Acordar juntos tiempos de uso y momentos “libres de pantallas”, como durante las comidas o antes de dormir.
- Ser un ejemplo positivo. Nuestros hábitos digitales influyen en los suyos, somos sus modelos de comportamiento. Si modelamos un uso consciente de las redes, ellos aprenderán e integrarán un uso ajustado y positivo, ya que les invitamos a hacer lo mismo.
- Fomentar actividades offline desde la familia. Hacer deporte, arte, lectura o tiempo en familia son esenciales para equilibrar la vida digital y fortalecer su autoestima.
- Escuchar activa y empáticamente, sin juzgar. Cuando nos hablen de sus experiencias en redes sociales, es importante escucharlos desde la empatía, evitando críticas inmediatas.
Como familias, nuestra labor es ayudarles a encontrar un equilibrio, no todo es blanco o negro, y también es importante que aprendan progresivamente y con supervisión a utilizar las redes sociales con conciencia. Por eso, es fundamental acompañarlos en todo el proceso de aprendizaje tecnológico, enseñarles a distinguir entre lo real y lo ficticio y, sobre todo, brindarles herramientas para construir una autoestima sólida, que no dependa de un número de seguidores en una pantalla. Porque al final, la mejor red de apoyo que pueden tener somos nosotros.



