Cuando uno tiene problemas con su hijo, o su hijo tiene problemas, la preocupación es honda y manifiesta. Quizás, los padres creemos por nuestra ilusión, compromiso y esfuerzo, que la relación con los hijos va a ser siempre grata, y nos equivocamos.
Nada más nacer empiezan a llorar, y no solo nos desvelan, sino que como se dice comúnmente: “nos ponen de los nervios”.
No mucho después acceden a la escuela, que es otro momento esperanzado, pero también de preocupación, saber cómo va a ser su relación con otros niños, cuál es su nivel de aprendizaje, etc.
Y en dos crecimientos más, lo tenemos en la pre y la adolescencia, un hervidero de emociones, difícil de controlar para ellos mismos, y puerta de riesgo en las redes sociales, en los contactos con la droga y otros consumos, en la inclusión en grupos de riesgo, en manifestaciones agresivas, en autolesiones, en trastornos de la alimentación, etc. compromiso
Y llegados a este punto no cabe a los progenitores, sino ponerse en manos de los expertos, como lo hicieron en su día con el pediatra, desde la corresponsabilidad y la confianza.
Es aquí donde los miembros de RECURRA GINSO compartimos parte del camino con ustedes y con sus hijos, siendo que al terminar este paréntesis ellos habrán ganado en responsabilidad y por lo tanto en autonomía, que es el fin de toda correcta educación.
La experiencia nos muestra que algunos chicos, y antes de entrar en contacto con los otros, estaban en el mejor de los casos desorientados, cuando no en riesgo y generando disgustos y problemas.
Cuesta, tomar la decisión de pedir ayuda, pues pareciera que se desvela un fracaso como progenitores, y no es cierto, no es verdad. Muy al contrario, poner los medios, afrontar los problemas, dice mucho de los padres que además de mostrar amor, precisan de herramientas, de las que no siempre disponen, y en algunos casos hasta de un distanciamiento del hijo que facilite una intervención que optimice su presente y futuro.iso
Somos conscientes, desde RECURRA GINSO, de la dificultad que supone para los padres y para los propios hijos una convivencia en la distancia, y más cuando queda algo de resquemor, de incomprensión, de dificultad relacional. compromiso
Nadie dice que sea fácil, pero sí afirmamos que es necesario, que los reencuentros serán más respetuosos, y que los cambios cognitivos y conductuales logrados tanto en hijos como en padres, permitirán ir olvidando aquellos malos momentos, y soslayar los riesgos que eran ciertos.
Ustedes, nosotros, ellos, intentamos hacer las cosas bien, y no siempre lo conseguimos, pero ya es muy importante intentarlo, y trasladar a los demás que esa es nuestra actitud, y así estimamos, es la suya.



