Es muy importante presidir la Comisión Rectora de RECURRA GINSO, porque se abordan los temas esenciales del programa y se hace de manera profunda, detallada y colectiva.
También es un lujo ser el director clínico de RECURRA GINSO, y mantener las sesiones clínicas, y profundizar en la casuística de nuestros residentes.
Pero me gustaría compartir con quien esto lee que si hay algo que me llena de satisfacción es cuando voy al Centro Terapéutico Residencial y estoy naturalmente con los compañeros, pero también con los chicos, que te reciben con cariño, con afecto, con interés, que te comentan su día a día, que te realizan alguna solicitud, que te exponen alguna queja, o que te piden que les dediques un tiempo personal, individual.
Es ahí cuando me encanta pasear con él o con ella y charlar.
Ese pasear peripatético que permite hablar sin estar mirándose a los ojos, sino en contacto con la naturaleza, donde se desgranan, vivencias, sentimientos, esperanzas, pesares, y para un hombre como yo que va a cumplir los 65 años, pocas cosas hay tan gustosas como que una chica o un chico tenga confianza en ti, te permita en un momento determinado que le pases la mano por el hombro, que le traslades el vínculo, el afecto, el compromiso, y a veces la impotencia de no saber cómo ayudarle.
Poder ayudar es un lujo, y hacerlo en ese entorno, con ese cariño, es realmente inenarrable.
Tengan en cuenta que el proceso ha sido largo, que en algún momento algún chico se ha enfrentado, o ha mostrado una conducta arisca o ha puesto un mal gesto. Y que el proceso como digo, es discontinuo, con momentos álgidos de alegría, y otros de pesar, de nostalgia, de incomprensión.
Si tuviera que decirles cuál es el momento más apasionante, más singular, es cuando se despiden, cuando van a volver con su familia, a su entorno, a su barrio, cuando trasladan sus miedos a fracasar, cuando confirman que su estancia en el Centro Terapéutico les ha resultado muy positiva, cuando muestran su agradecimiento, y desde el respeto te dan un abrazo.
Ese momento es único, y lo es porque es un momento de verdad, y yo les digo: “quizás un día, en algún lugar, nos encontremos. Y yo no iré hacia ti, porque respetaré lo que hayas hecho con tu vida, pero, me encantará que tú sí me hables y me compartas que las cosas te van muy bien en lo personal, en lo familiar, en lo laboral”.
Como tantos y tantos nos lo han hecho saber y hemos transmitido ya a las nuevas generaciones de chicos que conforman este grupo de RECURRA GINSO, que no siendo una familia, se le parece mucho.