Vetada la sonrisa, al igual que los besos, los abrazos y las grandes reuniones.
Las sonrisas amplias y sinceras, vetadas. Las tímidas y comprometidas, vetadas. Las que con miedo piden ayuda, vetadas. Las pícaras con invitación sutil, vetadas…
Comunicación sin apenas acotaciones teatrales.
Nos miramos más a los ojos, y creo que con menos vergüenza, pues con la boca destapada, la mirada se hace tímida e insegura, sin embargo con la cara casi oculta, los ojos besan, ríen y hacen pucheros.
Tras esta reflexión; ¿Qué podemos hacer para encontrar el equilibrio entre la salud física y la salud mental?
- Mirarnos mucho y profundamente, hasta llegar al resto de los sentidos.
- Hablarnos mucho, expresar las emociones que no se pueden trasmitir con el tacto, y preguntar mucho por las emociones de los otros.
- Razonar mucho, llevar a la realidad, la que ahora nos acontece, todas esas ideas que se arremolinan sólo provocando sufrimiento, e intentar transformarlas en posibilidades, “no puedo hacer AHORA esto que deseo, pero SÍ esto otro”, comparte estas ideas, comparte las nuevas posibilidades, seguro que muchos pensamos igual y también necesitamos desbloquearnos. No somos unos incomprendidos, sólo estamos alejados en contra de nuestra voluntad, luchemos contra la distancia emocional. Mirémonos haciendo trabajar a la imaginación, con modos hasta ahora inexplorados.
Es el momento de echar de menos sin miedo, porque es bonito descubrir que hemos desaprovechado muchos momentos y a mucha gente, y si estamos a tiempo, será el momento de rectificar. vetada la sonrisa



