Hijas, hijos y relaciones de pareja

Debemos poner nuestra atención y energía en aquello que queremos que predomine: educando en igualdad, en el respeto a la individualidad y en el amor.¿En algún momento has pensado en cómo será tu hijo como pareja o en la manera en que tu hija se involucrará en una relación afectiva? Puede que también hayas imaginado cómo te gustaría que tus hijos disfrutaran de su vida en cuanto a las relaciones de pareja; es decir, con qué habilidades te gustaría que contaran para elegir, mantener y/o finalizar una relación. O quizás ya estás comprobando cómo se relacionan tus hijos o hijas con sus novias o novios. ¿Estamos educando a los hijos/as para que se relacionen de forma saludable? ¿Podemos hacer algo ante la presión del grupo y la influencia de los medios?

En mi experiencia como educadora en el Centro Terapéutico RECURRA veíamos muchos casos de chicas adolescentes que llegaban convencidas de que amaban y eran amadas por sus parejas, a quienes creían necesitar y con quienes mantenían relaciones tóxicas, repletas de celos y dependencia. En algunos de los casos, no solo había control de las amistades, de la imagen, de lo publicado en redes sociales y maltrato psicológico sino también sexual y físico. Lo peor es que ellas pensaban que esto era normal, y ellos también.

Algunos datos reales

Hace 20 años la Asamblea General de la ONU establece el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; con el fin de realizar acciones preventivas de sensibilización y concienciación de este tipo de violencia, que es la más extendida en la actualidad, y que es ejercida en la mayoría de los casos, por la pareja.

El confinamiento al que nos hemos sometido para detener esta pandemia del Covid-19 ha venido a agravar la violencia en el hogar hacia mujeres y niñas. A través de los datos que ofrecen las líneas de atención a víctimas de violencia doméstica de diferentes países, sabemos que las llamadas se han incrementado de forma acusada. Es en abril, en pleno confinamiento, cuando en España las llamadas al 016, el teléfono de atención a las víctimas de la violencia machista, alcanzan las cotas más altas de los últimos 4 años, según datos aportados por el Ministerio de Igualdad.

Actuar para cambiarlo es cosa de todos

Tratemos de quitarnos el miedo, la ansiedad y la preocupación, y veamos qué podemos hacer como padres y educadores para preparar a las nuevas generaciones en relación con este tema tan importante. Como hemos indicado, se dan conductas machistas ya en la etapa de adolescencia; por un lado, esto nos sorprende pero también encontramos aspectos positivos en ello ya que es una época de cambios, de ensayo-error, de aprendizaje por observación, de búsqueda de criterio propio frente a la presión grupal, de cuestionamiento al adulto y reflexión. Todo ello hace que el pensamiento del adolescente sea susceptible de mejora por estar más abierto al cambio, y nos hace pensar en nuestra labor en ello.

¿Qué actitudes y modelos de relación les estamos transmitiendo a niños y adolescentes? Los valores funcionan como factores de protección cuando nos ayudan a sentirnos a gusto con nosotros mismos y el entorno, tomando las decisiones que nos guían por este estado de calma y bienestar. Pero también pueden constituir un factor de riesgo cuando nos separan del respeto y el amor a uno mismo, así como del respeto y amor hacia los demás.

Si pensamos en la violencia hacia la mujer, ocurre cuando la pareja cree que puede controlarla y se siente por encima de ella. Con un gran egoísmo, no respeta las necesidades ni los deseos de la otra persona, y para conseguir aquello que quiere, considera que puede hacer daño. Hay por tanto un desequilibrio de poder, ¿cómo lo revertimos? Poniendo toda nuestra atención y energía en aquello que queremos que predomine: educando en igualdad, en el respeto a la individualidad y en el amor.

Debemos poner nuestra atención y energía en aquello que queremos que predomine: educando en igualdad, en el respeto a la individualidad y en el amor.

En este desequilibrio de poder, encontramos un chico u hombre que se siente por encima y ejerce esta supuesta superioridad hacia ella; en primer lugar, criticando y controlando de forma sutil (formas de vestir, amigas y amigos con los que queda, aficiones, redes sociales) a través del chantaje emocional. Ampliando poco a poco la intensidad de las críticas, juicios y desprecios; pasando poco a poco a desacreditar a la persona delante de los demás, insultando y llegando a agredir físicamente.

Se hace fundamental trabajar con él (recomiendo leer lentamente las siguientes palabras pues tienen un significado muy profundo): el respeto, la empatía, la aceptación propia de las fortalezas y de la vulnerabilidad, el afecto y las relaciones sanas de pareja; previniendo y educando desde la familia, que es el primer lugar donde nos relacionamos, y desde la escuela.

A lo largo del artículo ofrecemos claves prácticas para ello. Ojalá los medios también ayuden y sirvan de inspiración: los artistas, a través de las letras de sus canciones, los escritores mediante las historias que quieran resaltar y el cine, de tal forma que desmitifiquemos el amor romántico y los estereotipos de género, ofreciendo visiones más realistas e igualitarias del amor en pareja, donde ambos mantengan su individualidad y se cuiden mutuamente.

En el otro polo, encontramos a una chica o mujer que está necesitando la aprobación externa, hasta el punto de dejar que otro tome decisiones por ella, en cuanto a su manera de ser y actuar, identidad, deseos y proyectos vitales. Será fundamental ayudarle a desarrollar el conocimiento sobre sí misma y la valoración personal de sus fortalezas, su capacidad para poner límites y expresar aquello que necesita; en Psicología es a lo que llamamos asertividad y está profundamente asociada con el amor propio o autoestima.

Escuchemos a los hijos desde pequeños y seamos referentes

Preguntemos a nuestros hijos qué es amor para ellos, hablemos del respeto cuando surja la ocasión (y surgen muchas), eduquemos con los actos, amándoles a ellos y ante todo, a nosotros mismos. Todos sabemos que los niños aprenden de lo que ven de nosotros frente a lo que les decimos; los adolescentes igual, o quizá más, pues están en plena búsqueda de referentes. Seamos un buen ejemplo de amor propio: me conozco, respeto mis necesidades, tiempos, espacios, aficiones; pongo mis límites, expreso lo que quiero y actúo de forma coherente. En cuanto a la relación con los demás, amar es desear la felicidad del otro, es dar sin expectativas y respetar su manera de ser y actuar.

Si vamos cultivando este amor en la relación con los hijos, sabrán qué significa ser amado y podrán identificar fácilmente cuándo están recibiendo otra cosa diferente. Esta vivencia unida a una autoestima sana, les facilitará la expresión de sentimientos, opiniones, deseos y límites que consideren más apropiados.

Una ruptura es uno de los momentos más duros en la vida de las personas, según los datos, está entre las causas más frecuentes de consulta psicológica. Preparemos a los hijos para este aspecto vital, de tal manera que fortalezcan su autoconfianza y resiliencia: escuchemos y acojamos sus dudas, sus miedos y preocupaciones, dándoles seguridad y confianza. Recordar la propia adolescencia nos ayudará a ponernos en su piel y revivir el alcance que estos temas suponían para nosotros cuando teníamos su edad.

Amar es desear la felicidad del otro, es dar sin expectativas y respetar su manera de ser y actuar

Muchas veces un abrazo, una mirada cálida y un “te entiendo” hacen que sientan nuestro apoyo y comprensión en mayor medida que cuando únicamente les damos consejo. Si quieren nuestro consejo, nos lo pedirán o lo escucharán con atención. Aún así, démoslo con la intención de incidir en su propia capacidad para resolver las situaciones de su vida. Es muy útil hacerlo en forma de pregunta; algunos ejemplos: ¿Cómo te sientes cuando él dice o hace tal cosa? ¿Qué crees que te va a hacer sentir mejor? ¿Y si te tomas un tiempo para decidir qué hacer? Si queremos proponerle alguna actuación también lo hacemos en modo de pregunta, para que la reflexione: ¿Qué te parece si…? Y si creemos que es el momento de proponerle que vaya al psicólogo, le ofrecemos esta opción, como manera de conocerse mejor y aumentar la seguridad en sí misma.

Funciona muy bien contarle a nuestra hija una situación similar por la que hemos pasado y compartir lo vivido con ella. Igualmente si es nuestro hijo el que nos preocupa, le hacemos saber que todos erramos y que el asesoramiento profesional está a nuestro servicio. Eliminemos el estigma de acudir al psicólogo y no esperemos a que las situaciones se compliquen demasiado; la prevención es un regalo que hacemos a nuestros hijos, para toda la vida. relaciones de pareja

Cómo identifico que hay un problema cerca

Uno de los factores para la eficacia de la prevención es que la apliquemos lo antes posible, por lo que nos puede resultar de ayuda conocer algunas señales en el comportamiento de los hijos que funcionen como alarma para así ponernos manos a la obra. Cualquier acto parte de unas ideas; en este caso, de ideas machistas, que consideran que el hombre tiene más poder que la mujer. Estaremos atentos a comentarios y actitudes en chicas: “No me pongo esta falda porque a mi novio le parece muy corta”, “Dejaré de ir a clase de baile, Juan dice que es una tontería” o “He dejado de ver a mi mejor amiga, mi novio la odia”. Si también detectamos cambios drásticos de amistades, la finalización de aficiones y hobbies, y un aumento considerable en el tiempo dedicado a la pareja frente a las amistades. Cambios más acusados y extremos en el estado de ánimo y una manera de gestionar sus conflictos basada en premios y castigos, en grandes broncas que se resuelven siempre cuando ella cede. relaciones de pareja

Los comentarios y actitudes de ellos también nos ofrecen señales, tratados en su conjunto: comentarios y actitudes de desprecio hacia los sentimientos y la ternura, el convencimiento de que necesitamos a otra persona para que nos dé la felicidad que deseamos, la misoginia y el control a la pareja, normalmente basado en estereotipos de género. En este sentido, vamos a plantearnos cuáles son los estereotipos a los que damos credibilidad en nuestra mente ya que tal vez no somos conscientes de ellos y sin pretenderlo, estamos transmitiendo ciertos valores que no son los que queremos inculcar a nuestros hijos.

Estaremos atentos a comentarios y actitudes en chicas: “No me pongo esta falda porque a mi novio le parece muy corta”, “Dejaré de ir a clase de baile, Juan dice que es una tontería” o “He dejado de ver a mi mejor amiga, mi novio la odia”.

Con el fin de conocer más acerca de los hijos y de ayudarles a generar un buen filtro y capacidad reflexiva ante todo lo que ven y escuchan, es buena idea ver juntos noticias, videos de internet que a ellos les gusten, videojuegos, influencers, películas que ellos elijan. De esta forma, nos fijamos en cómo reaccionan ante estos estímulos y tratamos temas que no es tan fácil que nos comenten o que aún no han ocurrido, ya sea en el mundo virtual o en el físico: sentirse culpable por no tener relaciones sexuales en el momento o la forma que la pareja quiera, sentirse forzada a dar una contraseña en favor de la confianza mutua, sentirse obligada a dejar de hacer algo porque el otro no quiere, etc.

Aprovechemos las oportunidades del día a día para hablar de los temas importantes en la vida de nuestros hijos, antes de que sucedan. Preguntémosles qué opinan, qué harían en una situación así y hagamos de nuestro hogar una fábrica de los mejores antídotos: la valoración de las propias capacidades y fortalezas, la autoconfianza y la capacidad de expresarlas a los demás. relaciones de pareja

Prevención y educación en la escuela

Desde la escuela, lugar por excelencia de socialización con los compañeros, nos parece de gran relevancia que los profesores se formen en educación emocional. Así, desde la etapa infantil serán buenos referentes en cuanto a autoestima, asertividad, empatía y resolución pacífica de conflictos, fortaleciendo en cada niña y cada niño sus habilidades personales y sociales. Para ello es indispensable la colaboración con las familias, confiando en los profesionales y trabajando desde casa. relaciones de pareja

Desde RECURRA Prevención ofrecemos Generación Convive a los colegios y Asociaciones de Familias, una programación para primaria y ESO que trabaja la inteligencia emocional y las habilidades para la vida, con el fin de mejorar aún más el clima de convivencia en los centros escolares. relaciones de pareja

Programa Recurra-Ginso

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Cristina Arana

Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Formada en Psicomotricidad, y especializada en infancia y maternidad, lleva 14 años trabajando con familias. Técnico Superior en Actividad Física y Deportiva. Trabaja en GINSO como Educadora Social desde 2007, con adolescentes en riesgo de exclusión social, y a partir de 2012 en el programa Recurra. En la actualidad es Psicóloga en Recurra Prevención.