Determinados acontecimientos (cambio de domicilio y/o de colegio, modificación en la estructura familiar: nacimiento/adopción, separación/divorcio, nuevas parejas…, hasta un duelo o pérdida) pueden ser vividos por el niño/adolescente como trascendentales, aunque desde fuera no se perciba con la misma intensidad.
Para mejorar la adaptación a estos cambios podemos tener en cuenta que:
- Una escucha atenta y comprensiva puede favorecer que la persona se sienta apoyada, generar un clima de confianza y facilitar la expresión de sentimientos.
- Es importante respetar los tiempos de adaptación de cada persona en cada situación.
- Aceptar que se necesite un tiempo de soledad y silencio, estando alerta y accesible para cuando se requiera.
- Ser capaz de ponerse en el lugar del otro para poder observar la importancia que le da al acontecimiento y tratar de expresar tu comprensión.
- Acompañar en el proceso de aceptación de la nueva realidad.
- Se debe ayudar a que la persona intente ir superando el vacío con aquellas cosas que le resulten agradables y gratificantes.
- Si se viera que la situación de aislamiento o de deterioro se prolonga demasiado en el tiempo o se agrava sería recomendable acudir a un profesional.



